Relatos de otoño: día de lluvia en el barrio de San Agustín
Esta noche no hay en la calle gente,todo está sereno. Ha sido un día lluvioso, una lluvia abundante, de la que cala si no llevas paraguas; de la que corren las canalejas y la acera se inunda torrencialmente. El barrio está en silencio. El cielo está nublado, no hay estrellas ni luna.
En el barrio cuando llueve, las calles se llenan de agua, aunque corren bien las alcantarillas. Chapotean las aceras, salpica el empedrado. Algunas puertas tienen un plástico envuelto en una tabla para que el agua resbale hacia afuera. Cuando llueve en estas callejas, hay más niebla. La luz es más opaca, como más triste, aunque da alegría ver la calle mojada y las paredes húmedas. Es un día de lluvia de noviembre y los patios están alegres, las macetas humedecidas sus raíces, y la noche trémula.
José Francisco. Córdoba. 2011
viernes, 4 de noviembre de 2011
Relatos de otoño:Llueve en la Mezquita
Relatos de otoño : Llueve en la Mezquita
Cae un caño de agua alegre desde los tejados de la Mezquita, torrencial y aguado;sonoro y espectacular. Cae con toda la fuerza con que llueve en esta mañana de noviembre. Con los aplausos de la naturaleza del campo y la ciudad. Llueve de una manera que el ruido del agua al caer en el pavimento urbano es un ruido cascabelero,tintineante,abstracto y concordante. Cae también otro caño de agua más pequeño que el anterior, junto a una cornisa de la Mezquita. Es una hililla de agua que también salpica y sale junto a la pared de un muro que se eleva en la calle,que sirve de apoyo, de ensamble, y contrafuerte, a la pared ocre del monumento milenario. Sale también con fuerza, como desaguando y se irá gritando por la alcantarilla con un grito estruendoso pero leve. Un grito que el agua produce al salpicar en la acera cuando cae de las canalejas.
Aunque en vez de usar la palabra “gritar” como metáfora, debería decir que el agua cae con una suave monotonía hacendosa; porque la suave y templada gritería del agua sonando en el asfalto de la calle; produce una sensación de alegría, de templanza interior, como de conjunción armoniosa.
José Francisco,Córdoba. 2011
Cae un caño de agua alegre desde los tejados de la Mezquita, torrencial y aguado;sonoro y espectacular. Cae con toda la fuerza con que llueve en esta mañana de noviembre. Con los aplausos de la naturaleza del campo y la ciudad. Llueve de una manera que el ruido del agua al caer en el pavimento urbano es un ruido cascabelero,tintineante,abstracto y concordante. Cae también otro caño de agua más pequeño que el anterior, junto a una cornisa de la Mezquita. Es una hililla de agua que también salpica y sale junto a la pared de un muro que se eleva en la calle,que sirve de apoyo, de ensamble, y contrafuerte, a la pared ocre del monumento milenario. Sale también con fuerza, como desaguando y se irá gritando por la alcantarilla con un grito estruendoso pero leve. Un grito que el agua produce al salpicar en la acera cuando cae de las canalejas.
Aunque en vez de usar la palabra “gritar” como metáfora, debería decir que el agua cae con una suave monotonía hacendosa; porque la suave y templada gritería del agua sonando en el asfalto de la calle; produce una sensación de alegría, de templanza interior, como de conjunción armoniosa.
José Francisco,Córdoba. 2011
Relatos del otoño: En noviembre
Han dado las nueve en el campanario, y llueve en Córdoba, con la gracia de las lluvias de otoño. En la calle Caño Quebrado de la Judería el agua corre entre los cantos de piedra del suelo empedrado que cae de las canelejas. En la Calleja de la Hoguera de la Judería hay un silencio sepulcral, y esta oscura, una oscuridad provocada por el nublado de las nubes, y por el agua espesa que cae. Se escucha salpicar el aguacero en la acera, con la alegría de los días otoñales, y las nubes cargadas de agua.
En la Plaza del pintor Miguel del Moral, que está sola con el encanto de las plazas de la Judería; todo es del color ceniciento de los nulos en esta mañana de noviembre.
José Francisco,2011
Han dado las nueve en el campanario, y llueve en Córdoba, con la gracia de las lluvias de otoño. En la calle Caño Quebrado de la Judería el agua corre entre los cantos de piedra del suelo empedrado que cae de las canelejas. En la Calleja de la Hoguera de la Judería hay un silencio sepulcral, y esta oscura, una oscuridad provocada por el nublado de las nubes, y por el agua espesa que cae. Se escucha salpicar el aguacero en la acera, con la alegría de los días otoñales, y las nubes cargadas de agua.
En la Plaza del pintor Miguel del Moral, que está sola con el encanto de las plazas de la Judería; todo es del color ceniciento de los nulos en esta mañana de noviembre.
José Francisco,2011
Relatos de otoño:Llueve en Córdoba
Relatos de otoño: Llueve en Córdoba.
Por el cristal de la puerta transparente donde estoy, se ve llover torrencialmente, cada vez más fuerte mientras pienso en la fortuna de los olivares al recibir este agua abundante, y en los paisajes espectaculares de la arboleda de Sierra Morena. Pienso en la tenue linea semí-oscura del horizonte oscurecido por la torrencial agua de lluvia, que las nubes plácidamente descargan.
El pinar estará gracioso con el agua corriendo por los cerros,empapando los laeros. Y ¡ay! los arroyos corriendo con su aliciente fervoroso como el espectáculo más sobresaliente del otoño en la sierra. Los coches han encendido las luces, porque la tormenta arrecia, y las pocas personas que van por la calle llevan su paraguas abierto, porque diluvia.
Pienso en los naranjales de las huertas del Guadalquivir cuyas raíces estarán abrigando,recogiendo, y administrando estas gentiles lluvias del otoño. Pienso en que el cauce del río Guadalquivir aumentará su volumen a su paso por el Puente Romano. Que si sigue lloviendo así en los días sucesivos la gente vendrá a verlo como el año pasado, y se gozará observándolo. Cuando el agua grite debajo de los arcos, con su asonancia y su vulnerabilidad, corriente abajo. Y quizás vengan los fotógrafos del periódico a sacarle fotos para las portadas del periódico, como el año pasado.
José Francisco. Córdoba.2011
Por el cristal de la puerta transparente donde estoy, se ve llover torrencialmente, cada vez más fuerte mientras pienso en la fortuna de los olivares al recibir este agua abundante, y en los paisajes espectaculares de la arboleda de Sierra Morena. Pienso en la tenue linea semí-oscura del horizonte oscurecido por la torrencial agua de lluvia, que las nubes plácidamente descargan.
El pinar estará gracioso con el agua corriendo por los cerros,empapando los laeros. Y ¡ay! los arroyos corriendo con su aliciente fervoroso como el espectáculo más sobresaliente del otoño en la sierra. Los coches han encendido las luces, porque la tormenta arrecia, y las pocas personas que van por la calle llevan su paraguas abierto, porque diluvia.
Pienso en los naranjales de las huertas del Guadalquivir cuyas raíces estarán abrigando,recogiendo, y administrando estas gentiles lluvias del otoño. Pienso en que el cauce del río Guadalquivir aumentará su volumen a su paso por el Puente Romano. Que si sigue lloviendo así en los días sucesivos la gente vendrá a verlo como el año pasado, y se gozará observándolo. Cuando el agua grite debajo de los arcos, con su asonancia y su vulnerabilidad, corriente abajo. Y quizás vengan los fotógrafos del periódico a sacarle fotos para las portadas del periódico, como el año pasado.
José Francisco. Córdoba.2011
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