martes, 23 de octubre de 2012
Relatos de otoño en Córdoba.El anochecer en la barriada de Santa Rosa
Relatos de otoño en Córdoba.
El anochecer
Es lunes por la noche. La oscuridad ha caído al anochecer como otro día cualquiera de otoño. Hace frío en la calle, porque ha llovido. El ambiente ha refrescado notablemente. La gente ha cogido ya la ropa de invierno, o mejor dicho, de entretiempo. Al mediodía aún pega la manga corta. La semana que viene será el puente de los santos. En la antesala de la navidad. Los agricultores ya están preparando las sementeras para echarse con sus tractores a sembrar, con el primer tempero de las lloviznas de los últimos días. Hace unas semanas era aún verano, pero ya el clima ha cambiado, como preámbulo del invierno.
El anochecer cambia mucho, porque acontece muy temprano, en el horario otoñal. La ciudad se prepara para invernar. Llevando un buen abrigo que te cubra el cuerpo, se hace más llevadero, cuando se pone el sol y hay que ir por la calle. Andar por la acera después de las siete, o las ocho, contiene cierto deseo placentero. Continuar y avanzar paso a paso, bajo la luz de las farolas, por los pasos de peatones, sobre el asfalto. Conjugando la mirada de los transeúntes, con la luz de los coches y el camino. Las esquinas de los edificios se suceden, las bocacalles van apareciendo de cuando en cuando, las grandes avenidas, los semáforos. Todo el universo urbano aparece destelleante en el firmamento. Limitando en el horizonte, bajo el cielo donde el resplandor se proyecta de tantas luces.
José Francisco. Córdoba. 2012
Paseos por el Alto Almanzora de Almeria.Tijola
Paseos por el Alto Almanzora de Almeria. Las huertas de Cela. Tijola:
El Río Almanzora une voluntades; en el eje vertebrador de la comarca, al noroeste almeriense de la provincia. Así como las sierras que lo amparan y circundan a un lado y a otro de las riveras. Convirtiendo la cuenca en un valle que inunda ambas orillas de pueblos, como luceros. Desde arriba, en las cumbres impermeables; como por ejemplo Bacares. Hasta abajo, como Tijola, que extiende su vega en bancales productivos, desde su núcleo urbano hasta la Balsa de Cela. Entre sus cortijos adosados a sus acequias, en medio de la arboleda, con sus paredes soleadas y sus verjas encomiables.
Vestidos sus aledaños de verde y luz, que alumbran en sus campiñas, sus plantaciones agrícolas; sus veredas y caminos. Sus brazales, siempre en agua abundante y sus amorosas jornadas. Entre sus labradas heredades; entre su mundo rural. Lleno de corazón, de barbechos arados, de sembrados exuberantes, de ribazos floridos llenos de ramaje. De olivos prósperos en sus troncos enramados. De almendros telúricos.
De carreteras coyunturales entre los llanos ascendentes. De sus hondas hendiduras sobre el horizonte, de sus calzadas elevadas sobre sus asfaltos cómodos. De sus brumas coherentes, de sus luminosas fertilidades, de sus abrazadas coberturas al terreno. Que hinca su trazado en las hacinadas huertas; en éticas y homologadas imbricaciones sobre sus diseños.
Lamiendo el aire en su jovial mesura. De agradables miradas sobre sus encuentros climatológicos; sobre sus paseos lánguidos de los atardeceres veraniegos. De sus disposiciones sobre la alegre vía, sobre la mística brevedad de su melancolía. Sobre el encanto de sus inspiraciones narrativas, de su devoción en la naturaleza. De su enclave geográfico, de su basamento en la gloriosa orografía.
José Francisco. Córdoba. 2012
lunes, 22 de octubre de 2012
Paisajes de Serón ( Almeria)
La vía verde del hierro ( I )
La vía verde del hierro es la vereda que une parte del municipio de Serón en sus distintas coordinadas, siempre a la vera del Río Almanzora y la rambla del Ramil. Todo su recorrido ofrece al viajero los más exultantes paisajes siempre en la confortabilidad de las vegas detenidas en el tiempo. Verdes y prodigas en la profusión de su vegetación, con el telón de fondo de las cumbres, por encima de las colinas que enfundan aquellos parajes en la exitosa visión de su belleza; tras los montes contemplados. Con sus universales serranías altaneras, en la presurosa atmósfera, que envuelve aquel enclave geográfico, en los límites de la provincia de Granada.
Se puede recorrer en una sola jornada ida y vuelta, pero lo más aconsejable es hacerlo por tramos. Así se puede disfrutar de un baño tranquilo en la Aljibe de Fuencaliente, subir al mirador de la ermita, o perderse dando un paseo por los caminos de tierra del Ramil, hasta llegar a la Torre. O subir a la cercana población de Hijate. El paseante siempre encontrará allí aquello que espera de un camino rural. Vistas panorámicas, agua para la caminata en la Fuente Perica, la luminosidad como aliciente nuevo, el paso alegre de buen grado al sol. Distintas aldeas que ofrecen calor al viajero, con sus tapias en sus limites de la vía pública. Y sobre todo la templanza que quien inicia un viaje con la tonalidad destelleante del rayo de luz del medio día, en el mes de agosto.
José Francisco. Córdoba. 2012
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