Poema a una acequia de agua de la Mezquita
Corre el agua por la acequia serena y perpleja,
por el canalillo bajo la sombra,
que va a dar al desagüe.
Parece una vega regando,
desde que sale de la fuente,
hasta que llega al río.
La luz refleja transparente,
mientras el agua desciende lenta,
la corriente susurra su silbo apacible.
Una hililla sobria y descomunal,
baja tallando el adoquín cristalino
sobre la hendidura perpetua.
Como rebosando jerarquicamente
con la posibilidad perenne
de su perfume brioso,lacio,calmado.
Sugiriendo la pausa de los días,
el contento del fogonazo del sol,
el aplauso del corazón jubiloso.
Sugiriendo la templanza etérea,
la alegría de los campos de sol,
el renuevo, la música, la algarabía.
Sugiriendo el verano cálido,
la hierba verde,
en lontananza los rastrojos brillando.
La besana del surco,
la retama luciendo en los barrancos,
la arcadia de la literatura.
En la fuente que mana azarosa,
por el caño adosado,
la que cautiva húmeda el canalillo.
Es la blanca espuma
la que aquí pasa avasallando,
con su recién conquista deslizándose por su cauce.
Va limpiando,arrastrando,
el agua de la fuente por el canal,
como se limpia el corazón, mansamente.
José Francisco. Córdoba.2011.
jueves, 18 de agosto de 2011
POEMA AL PATIO DE LOS NARANJOS DE LA MEZQUITA
Poema al Patio de los Naranjos de la Mezquita
Redondo está el sol,
cuando aquí a este patio
se asoma inconfundible.
Redonda la luna
cuando alumbra con su rayo
plateado y efímero.
Redonda la fuente
cuando sale el agua
por su surtidor ecléctico.
Todo se diría que es perfecto
en el patio luminoso de la Mezquita,
en este representativo lugar cordobés.
Hasta una pisada, una mirada,
tiene aquí sentido;
de puerta a puerta.
Mientras la tarde desciende, uniforme;
sobre los árboles y las paredes;
sobre las cancelas de las fuentes.
Sobre el mármol, sobre el farol;
las calles de este espacio inundadas de sol;
como antesala de su luminosidad.
Sobrio,elemental, sencillo:
el Patio de los Naranjos
luce su historia como un palmito de limpio.
José Francisco. Córdoba, 2011
Redondo está el sol,
cuando aquí a este patio
se asoma inconfundible.
Redonda la luna
cuando alumbra con su rayo
plateado y efímero.
Redonda la fuente
cuando sale el agua
por su surtidor ecléctico.
Todo se diría que es perfecto
en el patio luminoso de la Mezquita,
en este representativo lugar cordobés.
Hasta una pisada, una mirada,
tiene aquí sentido;
de puerta a puerta.
Mientras la tarde desciende, uniforme;
sobre los árboles y las paredes;
sobre las cancelas de las fuentes.
Sobre el mármol, sobre el farol;
las calles de este espacio inundadas de sol;
como antesala de su luminosidad.
Sobrio,elemental, sencillo:
el Patio de los Naranjos
luce su historia como un palmito de limpio.
José Francisco. Córdoba, 2011
POEMA A LA PLAZA DEL PAÑUELO DE CORDOBA
Poema a la Plaza del Pañuelo de Córdoba
La calle estrecha
aparece incrustada
en la ciudad permanente:
como una modernidad,
como una imploración documentada;
como un susurro suave.
Un farol regio alumbra aquí
con su sigilo esmerado,
bucólico, legendario.
Las cintas cuelgan de los balcones
como humanidades filosóficas;
como guindas de un guindo.
La luz penetrante destella
sobre el suelo gris,
como una alpaca de paja en un llano.
El naranjo que luce a la entrada
sus ramas ha guiado buscando los tejados,
erguidas como una caña.
La fuente suena sincera
como un espectáculo del verano;
como una música sinfónica.
José Francisco. Córdoba.2011
La calle estrecha
aparece incrustada
en la ciudad permanente:
como una modernidad,
como una imploración documentada;
como un susurro suave.
Un farol regio alumbra aquí
con su sigilo esmerado,
bucólico, legendario.
Las cintas cuelgan de los balcones
como humanidades filosóficas;
como guindas de un guindo.
La luz penetrante destella
sobre el suelo gris,
como una alpaca de paja en un llano.
El naranjo que luce a la entrada
sus ramas ha guiado buscando los tejados,
erguidas como una caña.
La fuente suena sincera
como un espectáculo del verano;
como una música sinfónica.
José Francisco. Córdoba.2011
Poema a la Calleja del Pañuelo de Córdoba
Poema a la Calleja del Pañuelo de Córdoba
La blanca herida del aire,
aquí perpleja, aquí sinuosa;
entra como una bocanada de aire fresco;
como una bandada de palomas,
como un deleite al corazón,
como un sigilo entre la callejuela.
Aquí todo es de color;
de verde rama de los naranjos,
de perenne atmósfera efervescente.
Todo, hasta la melancolía;
tiene aquí su estimulo;
su evocación,su refrigeración.
Es natural este breve espacio,
tan transmisor de afecto,
que aquí todo es conjunto.
Tan rumoroso que aquí
hasta la sombra es bella,
contagiosa y estrecha.
La pared blanca es su presencia;
los balcones adosados son soberbios;
como espejos que lo reflejan todo.
La aldaba sobre la puerta;
sus goznes, su umbral;
como capullos de rosas a punto de abrir.
José Francisco. Córdoba.2011
La blanca herida del aire,
aquí perpleja, aquí sinuosa;
entra como una bocanada de aire fresco;
como una bandada de palomas,
como un deleite al corazón,
como un sigilo entre la callejuela.
Aquí todo es de color;
de verde rama de los naranjos,
de perenne atmósfera efervescente.
Todo, hasta la melancolía;
tiene aquí su estimulo;
su evocación,su refrigeración.
Es natural este breve espacio,
tan transmisor de afecto,
que aquí todo es conjunto.
Tan rumoroso que aquí
hasta la sombra es bella,
contagiosa y estrecha.
La pared blanca es su presencia;
los balcones adosados son soberbios;
como espejos que lo reflejan todo.
La aldaba sobre la puerta;
sus goznes, su umbral;
como capullos de rosas a punto de abrir.
José Francisco. Córdoba.2011
miércoles, 17 de agosto de 2011
Vistas panorámicas de Córdoba:Desde la avenida Fray Albino
Vistas panorámicas de Córdoba: Desde la Avenida Fray Albino
Desde aquí se ve el río inmensamente, igual que si fuera un mar verdoso, inundado de árboles; de copas de los troncos con sus ramas frondosas. La arboleda es copiosa, su cauce un jardín de rosas cultivado. Por la raya que los árboles describen aparecen las lineas de las casas de los pomposos edificios; con sus muchas ventanas y sus azoteas; diríamos que es un paisaje urbano.
Un cuadro hecho a pinceladas gruesas de la ciudad. El sol los refleja en la mañana clara,brillan sus paredes, como si fueran cristales ahumados; como brillan los espejos de lejos. La ciudad aparece desde aquí con su linea frontal más destacada; como si fuera una postal. Con la sierra azul al fondo, de un azul intenso, fresco, natural. Oscurecido por los pinares color ceniza,que sobre la serranía resplandecen. Es un azul de marina celeste, con cielo de nubes de tormenta, de sol eclipsado.
Por encima destaca un color azulado perpetuo;perenne, casi devocional,inmaculado. Por donde vuelan las gaviotas y los pájaros. La fotografía es perfecta. Por las colinas la retina de los ojos ve casas lejanas,distintivas,blanqueadas. Pequeños núcleos blancos entre los pinares;como si fueran reverencias únicas plasmadas en el espacio. Pequeñas incrustaciones perladas entre las montañas. Sensaciones de luminosidades reflejando en la distancia;muy bellas a la vista. Como ofrendas entre las cordilleras, u ofrecimientos destacables que ensalzan la contemplación.
Es una foto soberbia que ofrece desde aquí la ciudad. Desde este lado del río Guadalquivir, desde la Avenida Fray Albino.
José Francisco. Agosto. Córdoba.2011.
Desde aquí se ve el río inmensamente, igual que si fuera un mar verdoso, inundado de árboles; de copas de los troncos con sus ramas frondosas. La arboleda es copiosa, su cauce un jardín de rosas cultivado. Por la raya que los árboles describen aparecen las lineas de las casas de los pomposos edificios; con sus muchas ventanas y sus azoteas; diríamos que es un paisaje urbano.
Un cuadro hecho a pinceladas gruesas de la ciudad. El sol los refleja en la mañana clara,brillan sus paredes, como si fueran cristales ahumados; como brillan los espejos de lejos. La ciudad aparece desde aquí con su linea frontal más destacada; como si fuera una postal. Con la sierra azul al fondo, de un azul intenso, fresco, natural. Oscurecido por los pinares color ceniza,que sobre la serranía resplandecen. Es un azul de marina celeste, con cielo de nubes de tormenta, de sol eclipsado.
Por encima destaca un color azulado perpetuo;perenne, casi devocional,inmaculado. Por donde vuelan las gaviotas y los pájaros. La fotografía es perfecta. Por las colinas la retina de los ojos ve casas lejanas,distintivas,blanqueadas. Pequeños núcleos blancos entre los pinares;como si fueran reverencias únicas plasmadas en el espacio. Pequeñas incrustaciones perladas entre las montañas. Sensaciones de luminosidades reflejando en la distancia;muy bellas a la vista. Como ofrendas entre las cordilleras, u ofrecimientos destacables que ensalzan la contemplación.
Es una foto soberbia que ofrece desde aquí la ciudad. Desde este lado del río Guadalquivir, desde la Avenida Fray Albino.
José Francisco. Agosto. Córdoba.2011.
Fotografias de Córdoba:El parquecillo lateral del Parque Juan Carlos I
FOTOGRAFIAS DE CORDOBA:EL PARQUECILLO LATERAL DEL PARQUE JUAN CARLOS I
La blanca luz de la mañana resplandece con una gallardía natural en la losa tenue y amarilla del suelo. En la tierra húmeda y fértil del jardín; en las farolas gallardas sostenidas por su póster de hierro alumbrando desde la altura, con su farol plateado de cristal; sobre las verjas cálidas de negro hierro.
Esta entrada que da al barrio de Ciudad Jardín en lo que fueron dependencias de la antigua facultad de veterinaria es como una alcancía de oro repleta de dinero para un fin benéfico. La franquean dos naranjos, uno a cada lado. Los naranjos elegantes como el traje de un músico en una gala; como la peineta de una cantante en una actuación en su escenario; como el corcel de un caballo en una feria. Así con esa semántica de palabras describo esta entrada. Donde lo primero que ve el viajero al entrar es una fuente gimiendo con su chorro de agua en un surtidor de blanco mármol.
Se inicia aquí la avenida lateral del parque ajardinado; como si fuera un plantel de lechugas en una huerta, o un campo de habas listas para la recolección. Aquí empieza la belleza que este parque encierra en cada una de sus margenes, fuentes, acequias,canales o arboleda. Como si fueran pinares en medio de una sierra, arroyos en pleno monte, descendencia bien avenida.
Los adjetivos hermosos se terminarían para ir añadiéndolos a un texto de prosa que redactara cada caminata, paseo o sentada en este parque, joya de las zonas ajardinadas de Córdoba.
Poema al parque
Pero en ello, que mientras la vista alcance,
al patrocinio amoroso con la naturaleza
que aquí se expone.
Mientras la floración de tantas plantas
consista en su colorido lucido
con tanta desmesura.
Mientras el sol cautive con sus rayos
la colonización de este espacio verde.
Mientras aquí haya siempre,
la longevidad de tanta dulzura
expuesta con amor
sembrado entre las fuentes y los jardines.
Mientras aquí todo lo contemplado
sea una explosión de jubilo
a los ojos contenida, mostrada y ejecutada.
Se dirá que un paseo por esta plaza:
será un deleite, una posesión,
un obsequio de muy buen gusto, ideal y fraternal.
José Francisco. Córdoba, 2011
La blanca luz de la mañana resplandece con una gallardía natural en la losa tenue y amarilla del suelo. En la tierra húmeda y fértil del jardín; en las farolas gallardas sostenidas por su póster de hierro alumbrando desde la altura, con su farol plateado de cristal; sobre las verjas cálidas de negro hierro.
Esta entrada que da al barrio de Ciudad Jardín en lo que fueron dependencias de la antigua facultad de veterinaria es como una alcancía de oro repleta de dinero para un fin benéfico. La franquean dos naranjos, uno a cada lado. Los naranjos elegantes como el traje de un músico en una gala; como la peineta de una cantante en una actuación en su escenario; como el corcel de un caballo en una feria. Así con esa semántica de palabras describo esta entrada. Donde lo primero que ve el viajero al entrar es una fuente gimiendo con su chorro de agua en un surtidor de blanco mármol.
Se inicia aquí la avenida lateral del parque ajardinado; como si fuera un plantel de lechugas en una huerta, o un campo de habas listas para la recolección. Aquí empieza la belleza que este parque encierra en cada una de sus margenes, fuentes, acequias,canales o arboleda. Como si fueran pinares en medio de una sierra, arroyos en pleno monte, descendencia bien avenida.
Los adjetivos hermosos se terminarían para ir añadiéndolos a un texto de prosa que redactara cada caminata, paseo o sentada en este parque, joya de las zonas ajardinadas de Córdoba.
Poema al parque
Pero en ello, que mientras la vista alcance,
al patrocinio amoroso con la naturaleza
que aquí se expone.
Mientras la floración de tantas plantas
consista en su colorido lucido
con tanta desmesura.
Mientras el sol cautive con sus rayos
la colonización de este espacio verde.
Mientras aquí haya siempre,
la longevidad de tanta dulzura
expuesta con amor
sembrado entre las fuentes y los jardines.
Mientras aquí todo lo contemplado
sea una explosión de jubilo
a los ojos contenida, mostrada y ejecutada.
Se dirá que un paseo por esta plaza:
será un deleite, una posesión,
un obsequio de muy buen gusto, ideal y fraternal.
José Francisco. Córdoba, 2011
Córdoba.Paisajes con encanto:La torre de la Calahorra
CORDOBA.PAISAJES CON ENCANTO.LA TORRE DE LA CALAHORRA
Vista desde la calle “bajada del puente” la torre de la Calahorra aparece inmensa, luminosa, monumental, agradable de ver. Igual que un gran árbol en la cima de una montaña. Así este monumento saluda al visitante a la entrada del Puente Romano. Franqueada por dos palmeras y un ciprés. Jalonada por ventanas incrustadas en sus paredes. Coronada por una esplendida terraza.
Poema a su foso
A sus pies, un foso de acero y de madera de abeto;
como una entrada principesca,
como un alarde de sabiduría,
como una idea central de un discurso.
Como una bienvenida, como una excelencia;
como un valle que acompaña a un río,
como una reiterada bonanza;
como un crepúsculo silencioso.
Así aparece este foso,
con sus almenas elogiosas;
con sus escaleras preñadas de luz,
con su sencillez documentada.
Con su teoría de la relatividad,
con su cielo azul por cubierta,
con el lecho del río Guadalquivir
por compañero único.
Con la luz del día por estandarte,
con toda la belleza de los monumentos de Córdoba.
Así, como un recorte de la estampa de un periódico,
como una postal autentica.
Elevada con el sínodo de su galantería,
como un crucigrama resuelto;
como una foto de portada de la prensa;
como una elegancia absoluta.
Como una torre esencial,
incluida en la ruta turística de la ciudad;
como un museo de la antigüedad.
Así aparece la torre de la Calahorra,
a los ojos del visitante;
como una esfera del globo terráqueo,
como el ramo de una novia;
como un diamante en el cuello de una señora.
Con todo el señorío de los monumentos ancestrales;
como una canción del verano.
Como la élite de las construcciones antiguas;
como el inicio de una ruta arquitectónica.
Así aparecen los muros placenteros,
que brillan junto al río;
con una gran objetividad en el paisaje,
y la tolerancia de los tiempos.
Arriba, la torre respira por el claro de sus almenas, cobijandolas en su terraza, desde la que Córdoba se observa radiante: el río, la rivera,el puente romano,el alcázar, la mezquita, los edificios, las casas, la pulcra nitidez de su cielo. Sobre el casco histórico. Y desde allí la etérea veneración de la naturaleza lamiendo el cauce por donde el agua corre. Con su frenesí, como la plena belleza, por donde transcurre el aire, el dulce sol, y el hermoso rayo de la luna en la noche.
José Francisco. Córdoba,2011
Vista desde la calle “bajada del puente” la torre de la Calahorra aparece inmensa, luminosa, monumental, agradable de ver. Igual que un gran árbol en la cima de una montaña. Así este monumento saluda al visitante a la entrada del Puente Romano. Franqueada por dos palmeras y un ciprés. Jalonada por ventanas incrustadas en sus paredes. Coronada por una esplendida terraza.
Poema a su foso
A sus pies, un foso de acero y de madera de abeto;
como una entrada principesca,
como un alarde de sabiduría,
como una idea central de un discurso.
Como una bienvenida, como una excelencia;
como un valle que acompaña a un río,
como una reiterada bonanza;
como un crepúsculo silencioso.
Así aparece este foso,
con sus almenas elogiosas;
con sus escaleras preñadas de luz,
con su sencillez documentada.
Con su teoría de la relatividad,
con su cielo azul por cubierta,
con el lecho del río Guadalquivir
por compañero único.
Con la luz del día por estandarte,
con toda la belleza de los monumentos de Córdoba.
Así, como un recorte de la estampa de un periódico,
como una postal autentica.
Elevada con el sínodo de su galantería,
como un crucigrama resuelto;
como una foto de portada de la prensa;
como una elegancia absoluta.
Como una torre esencial,
incluida en la ruta turística de la ciudad;
como un museo de la antigüedad.
Así aparece la torre de la Calahorra,
a los ojos del visitante;
como una esfera del globo terráqueo,
como el ramo de una novia;
como un diamante en el cuello de una señora.
Con todo el señorío de los monumentos ancestrales;
como una canción del verano.
Como la élite de las construcciones antiguas;
como el inicio de una ruta arquitectónica.
Así aparecen los muros placenteros,
que brillan junto al río;
con una gran objetividad en el paisaje,
y la tolerancia de los tiempos.
Arriba, la torre respira por el claro de sus almenas, cobijandolas en su terraza, desde la que Córdoba se observa radiante: el río, la rivera,el puente romano,el alcázar, la mezquita, los edificios, las casas, la pulcra nitidez de su cielo. Sobre el casco histórico. Y desde allí la etérea veneración de la naturaleza lamiendo el cauce por donde el agua corre. Con su frenesí, como la plena belleza, por donde transcurre el aire, el dulce sol, y el hermoso rayo de la luna en la noche.
José Francisco. Córdoba,2011
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